Como sus muñecas de porcelana, frágiles, hermosas por fuera y vacías por dentro.
La estabilidad de ellas es como la de un subibaja, un día casi llegando al cielo y otras casi tocando el piso, lleno de polvo (con ese olor tan particular a olvido). Se siente ese golpe fuerte, como el de hamacas, cuando chocan sus cuerpos.
Con sus coronas juegan a ser princesas, compiten por el trono de la felicidad……juegan al gallito ciego, a la escondida o a la mancha, para ver quien atrapa primero el acto más triste e incomodo (Muchas veces con trampas).
Dos nenas, con las mismas ansias de crecer, juegan a ser dos desconocidas…
lunes, 12 de octubre de 2009
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